Dedicar esfuerzo a construir la identidad digital y velar por la reputación online ya no es opcional, es un acto de pura responsabilidad.
En un mundo cada vez más tecnológico
la interacción estrecha entre empresa
y cliente se convierte en la
nueva vía de diferenciación”
Philip Kotler – Marketing 4.0

Entre los grandes fenómenos de cambio que nos ha tocado experimentar en el ámbito comercial en los últimos años, está el gran reto del protagonismo que aporta el internet la red en el valor de la marca.
Las marcas en una batalla continua con alcances muchas veces difícil de controlar y mantener, intentan establecer lazos emocionales y comerciales con sus clientes a través de los espacios virtuales en todos los formatos posibles que brinda la red, a fin de construir y generar interacción con nuestros consumidores y/o usuarios, crear una presencia virtual activa, atraer y posicionar la imagen con base en la experiencia, acompañada de la propuesta de valor.
La construcción de la marca en la red, ha cambiado la forma de hacer las cosas en el Marketing. Va mucho más allá de los conceptos tradicionales de publicidad, promoción o posicionamiento, ahora se busca potenciar y consolidar la marca desde los contextos virtuales, mediante experiencias informativas y de usabilidad elevada, potentes líneas de comunicación, propuestas de valor perfectamente diferenciadas, constitución de alianzas y acuerdos estratégicos, identificando siempre al consumidor como eje central dentro de este proceso. Sin lugar a dudas la comunicación online de las marcas es de vital importancia para la visualización de sus acciones estratégicas y para conectar con los públicos. Los cambios en los comportamientos de comunicación digital del usuario están creando un nuevo paradigma comunicativo virtual en lo que a cuestiones de branding se refieren o las acciones dirigidas hacia la construcción de marca, están viéndose adaptadas a un voraz entorno digital de participación activa y presencia viva en la red.
El potencial actual de las plataformas de comunicación, radica en la posibilidad de interactuar con otras personas aun cuando estas sean ajenas a nuestro entorno inmediato. El impacto de estas plataformas consiste cabalmente en las amplias posibilidades y oportunidades que brindan y la potencialidad que llegan a tener desde un enfoque estratégico. Uno de los matices que desencadenó el fortalecimiento de las redes sociales, radica en dar presencia ilimitada superando cualquier tipo de fronteras. Tras este fenómeno surgieron los espacios de interés dentro los cuales se puede tener participación activa y la oportunidad de integración.
Lo que hacemos y decimos (o incluso lo que no) en internet, cada vez pesa más en la creación de identidad y reputación en general, por eso es importante asumir que todo va a quedar permanentemente almacenado, el gran problema es que no siempre se puede controlar el alcance e impacto de los espacios donde se está generando información y mucho menos la posibilidad de retirar con facilidad determinados contenidos. Hay que ser conscientes de que la información abierta es y será siempre susceptible a ser compartida, la difusión de la información en internet es totalmente copiable y transferible por los internautas, razón por la cual cualquier cosa que se colocada en la red, no queda exenta de ser pública (ahuyenta la privacidad) y mucho menos de ser reproducida, solo depende del adecuado número de usuarios con acceso a la información y con la posibilidad de interacción para que las probabilidades de que algo se haga público, se multiplique de forma exponencial en tiempo real y por lo tanto estar permanentemente disponible para quien la requiera.
La reputación digital, esta matizada por un sinfín de características, que van desde lo que las propias marcas generan en contenido, hasta la forma en que los usuarios interactúan y comparten con las mismas. Todo esto en específico o general, constantemente van aportando a la construcción de la reputación digital de la marca y van delineando la huella digital en los diferentes espacios virtuales con presencia activa. Por lo tanto, el formato, la suma de nuestras interacciones, acciones y publicaciones en la red, condicionará nuestra imagen dentro de toda comunidad de referencia. El lifestream es la amalgama aglutinadora de nuestra personalidad digital y debe reflejar a modo de espejo virtual nuestra identidad física.
Consolidar nuestra imagen digital que proporcione resultados adecuados a nuestros objetivos es un trabajo constante, conlleva paciencia que puede tomar tiempo considerable. Desarrollar una estrategia de reputación digital es una obra inconclusa que nos acompañará en el resto de nuestras vidas. Por lo tanto, cada día debemos estar más conscientes que construir la identidad digital y velar por la reputación online, ya no es una tarea opcional dentro la estrategia digital, por el contrario, actualmente se ha convertido en un acto de absoluta responsabilidad.
Antonella Moura
#BlogPersonal
Experta en Gestión Digital
Articulo publicado REVISTA CIMA, 2019
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