Buenos días Señora Competencia....
Querida Competencia…
Lo que más me gusta cuando pienso en el sentido puro de la competencia, es reconocer que no solo se trata de tener una buena estrategia, también implica responsabilidad que justifica acciones, resaltar el argumento de cualquier medida, acción táctica o estrategia, siempre teniendo bajo la lupa “al competidor”, lo que nos obliga a no perder de vista el hecho de que debemos cuidar constantemente de no caer en un oscuro abismo, donde la línea de la responsabilidad entre nuestra marca y el mercado, se haga cada vez más delgada, cuando en cada acción nos podemos jugar, la imagen de la marca, la lealtad del mercado y el respeto del consumidor.
En la búsqueda incansable de potencializar nuestra marca, la competencia debe darnos argumentos para fortalecer nuestra propuesta, mientras escudriñamos hasta el mínimo detalle, no podemos perder de vista el ser eficientes y responsablemente competitivos. La clave no radica en ir reclamando paternidades respecto a una idea o creyéndonos los únicos con derecho a ofertar al mercado, sino en aceptar los espacios que dan paso a que otra marca genere una nueva propuesta, dándole al consumidor el derecho a elegir y decidir, respetando su autonomía de elección y mostrando que reconocemos la importancia de ser competitivos y no solo competentes.
En la actualidad, nos desenvolvemos dentro de modelos de mercados en competencia y el marketing tiene como principal obligación responder en este contexto. Por lo cual el aspecto de la competitividad debe ser una prioridad en el sentido de la vinculación y la acción reciproca empresa - mercado, mercado-empresa, desde el enfoque de la ventaja competitiva, mediante la co-creacion y la innovación colaborativa entre ambos actores. La aceleración del desarrollo de los mercados actualmente, nos ha colocado en una posición holística, donde todos los factores del sistema tienen un alto grado de responsabilidad en los resultados para unos y para otros.
El término “competir” es el grito de guerra de toda marca, pero lo más importante es reconocer claramente la batalla que se está peleando, sostener nuestra posición en el mercado con argumentos propios, que destaquen nuestra propuesta y le den sentido de valor en concordancia a la interacción con el mercado. Ese mercado donde el consumidor, se ha convertido en un actor más participativo en la creación de la oferta, pasando de un simple agente de compra, a un aliado propositivo en la demanda.
El consumidor actual, es un consumidor cada vez mejor informado y con amplias opciones, capaz de reconocer y dar valor a una propuesta en término de oferta, los consumidores actuales son poseedores de un amplio espacio en el que crean contenido, exponen sus opiniones, conocimientos y experiencias, tienen la posibilidad de crear y manifestar juicios, potencializando o mermando la reputación de la empresa o la marca, generan valor, crean opinión, comparan, se comunican y desenvuelven mediante múltiples fuentes y plataformas virtuales, la información ya no solo le otorga poder, sino también conocimiento. Estos consumidores, mejor conocidos en la actualidad como los nuevos prosumidores, han logrado transformar los modelos de negocio alrededor de su interacción con las marcas.
Por eso cuando pienso y reflexiono sobre la competencia en los tiempos que corren, siempre me gusta tener presente el sentido de Prosumidor, me alienta pensar en que el éxito depende en gran parte del profundo respeto que le tengo a la competencia, la responsabilidad que representa ser competitivo y la determinante participación del consumidor en cada etapa, él es el aliado, el que aporta y genera, es parte de la oferta, no solo en la compra, también en la producción de la misma, generando y exponiendo visiblemente sus opiniones, son capaces de reconocer la habilidad y aporte de una marca para sostener su posición en el mercado, tras una propuesta interesante, convirtiéndose en el promotor de la misma.
Considero que mientras más clara tenemos la actual y amplia participación que tiene en este proceso el consumidor, seremos más audaces para lograr reaccionar competitivamente en el mercado. Lo cierto es que al consumidor no le interesa que le digas que está “mal” en el otro, sino lo que tienes tú tienes para ofrecer desde el concepto de valor, desde el sentido de la diferenciación o innovación, hasta la experiencia en si misma que representa la relación con tu marca.
Definir competencia es sencillo, practicar la competitividad es lo complejo.
Antonella Moura
Articulo publicado
REVISTA PIENSA, 2017
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